El vicepresidente senior de la compañía alemana defiende que
el «verdadero valor» del Internet de las Cosas es la transformación de los
modelos de negocio tradicionales, como el de General Electric.
Anticipa una revolución en la sanidad
- C.V.
- Las Vegas (EEUU)
ACTUALIZADO 05/01/201617:38
No es nuevo eso de poner sensores en máquinas para obtener
información del entorno físico. «Se lleva haciendo durante años», dice el
vicepresidente senior y responsable de estrategia de producto y marketing de
Software AG, Giles Nelson. Ahora «hay mucho hype». «A la gente le
encantan las cosas nuevas», añade. Pero más allá de modas, donde el
llamado Internet de las Cosas promete crear «valor real» es a la hora de
«cambiar el modelo de negocio de las empresas tradicionales».
Las compañías digitales, como Netflix, ya han nacido
adaptadas a un entorno online. Pero, ¿qué pasa con el resto? «Con
Internet de las Cosas podemos obtener datos y utilizarlos para hacer las
operaciones más eficientes», señala Nelson durante el Software AG Innovation
World, celebrado en Las Vegas. «Pero lo realmente interesante es cómo usar
esos datos para transformar el modelo de negocio». General Electric, por
ejemplo, ¿vende motores de aviones? «No, vende potencia». «La aerolínea no está
interesada en el motor, sino en la energía que puede obtener», explica. General
Electric consigue satisfacer a los clientes sensorizando por completo los
motores para que las líneas aéreas puedan ver en sus monitores «cómo funcionan
en todo el mundo y empezar a hacer cosas como predecir el mantenimiento».
Por todo ello, Nelson defiende que el «verdadero
valor» del Internet de las Cosas estará en la fabricación, la logística o el
retail. «Imagina que entras a una tienda y recibes ofertas
personalizadas como cuando accedes a su web», comenta. «Hay quien pueda decir
que da miedo, pero lo mismo sucede online». Sin embargo, en el
terreno físico, el real, todavía hay que asentar algunos aspectos, como la
privacidad del consumidor. Nelson se muestra convencido de que serán las
personas quienes «decidirán si confían en una marca y si le dan más información
personal». «Pero antes, deben estar seguras de que estos datos serán tratados
de forma apropiada», advierte.
La cuestión es «cuál es el valor de mis datos y cómo
controlo su uso por terceros». Hay quien piensa que el blockchain,
la tecnología detrás del Bitcoin, es la solución porque «permite un historial
de transacciones irrompible». Esta cadena de bloques puede «ayudar a la
monitorización del uso de los datos personales y que las personas mantengan el
control de eso». «Aún no se sabe cómo tratar con ello», indica el
vicepresidente senior de Software AG. «A la posición a la que se quiere llegar
es que el usuario pueda elegir si quiere compartir sus datos, con quién y
cuánta información quiere dar».
Además de la privacidad, el Internet de las Cosas aún tiene
otros asuntos por resolver. «La energía sigue siendo un tema pendiente»,
destaca el vicepresidente senior de Software AG. «Lo que funciona en
determinadas circunstancias, no funciona en otras». Nelson se refiere a
la sensorización de objetos en zonas remotas, que obliga a utilizar
baterías de mayor duración y redes válidas.
Pero el Internet de las Cosas, más allá de obtener los
datos, se cuestiona qué hacer con ellos. «Necesitamos esa combinación de mirar
al pasado, porque nos permite aprender de lo que ya ha ocurrido, mirar al
presente e, incluso, predecir qué sucederá en el futuro», afirma. Esto ayudará
a que una empresa repare una máquina antes de que se rompa o que pueda enviar
una oferta personalizada. «Ahora, si compras algo online, durante
las siguientes seis semanas recibes anuncios de ese mismo producto».
«No sirve para nada porque ya lo has comprado», agrega.
Nelson indica que ya se está llegando al punto en que las
máquinas puedan hablar entre sí sin intervención humana. Un ejemplo que tendrá
un gran impacto social será el coche conectado. «Tendremos vehículos que
hablarán con su entorno y recibirán información de éste», dice. Esto ya
está sucediendo con los trenes de algunos aeropuertos, que está automatizados,
pero «parece que dan menos miedo porque van sobre raíles. «Su impacto en las
ciudades será fantástico». Y ya se están empezando a tomar decisiones que
permitirán su verdadera implantación. «Volvo ha anunciado que asumirá toda la
responsabilidad de cualquier accidente con sus coches autónomos, lo está
haciendo muy fácil».
Otra de las grandes áreas donde el Internet de las Cosas
tendrá un efecto brutal es la salud. «Ahora accedo a la sanidad de la misma
forma que cuando era niño, 30 años atrás. No ha habido ningún cambio real»,
explica. «Es cierto que en los hospitales hay un equipamiento más sofisticado,
pero no ha habido ninguna revolución en la manera en la que nos ocupamos de la
atención sanitaria», añade. Otros sectores, como el retail, han
sufrido una transformación «por completo» en los últimos 10 años. «Lo mismo va
a suceder con la sanidad», pronostica. Los wearables desempeñarán un papel
clave en este ámbito. Estos dispositivos, colocados en el cuerpo del paciente, pueden
monitorizar sus constantes vitales y enviar esa información en tiempo real a
los profesionales médicos. «Ya se está empezando a hacer, pero en el futuro
se intensificará y se podrán compartir esos datos entre los profesionales».
Fuentes: http://www.elmundo.es/economia/2016/01/05/568bb727ca4741d07e8b45eb.html
Fuentes: http://www.elmundo.es/economia/2016/01/05/568bb727ca4741d07e8b45eb.html
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